miércoles, 6 de enero de 2010

"Ese Judas..."

"Ese Judas que llevamos dentro", murmuró Mario Arcángel al comprender que, en su pose de hombre correcto, sólo había sido otro más al traicionar los valores y principios que tanto había profesado y vociferado, y a partir de los cuales la honra de muchas personas había vapuleado, así fuera mentalmente.
Acababa de vender a su mejor amigo, difundiendo una verdad que era un secreto no adecuado para proclamar. Ello costaba una vida. ¡Una vida! "Pero que infame, que miserable", seguía murmurando.
Toda su vida había trastabillado queriendo no equivocarse, pero mientras más se preocupaba, más se arrojaba a la fosa de los errores irreversibles. Era traidor entre traidores, así lo veía él, hasta el punto que pensaba que podía traicionar con mayor facilidad al más ruin traidor, antes que este último lo hiciera.
Sonreía melancólicamente, danzando, guiado por los arpegios del vaivén de la desesperación y la tranquilidad, a sabiendas que al día siguiente, una vida sería totalmente destruida a merced de la traición cometida.

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