sábado, 20 de noviembre de 2010

El día de suerte

Mario Firmenich viajaba en bus. Estaba adormecido, atisbando borrosamente las calles, llenas de personas que aparentaban felicidad. Parejas en las que el amor estaba floreciendo, buscando un bar, o una discoteca. Empleados que charlaban animados porque la semana laboral había terminado. Niños que charlaban felices mientras comían helado. Tanta felicidad asfixiaba a Mario, y le dificultaban un poco sus planes para la noche.

Al llegar a su casa, su novia lo mira con desgano y le pregunta "saldrás a beber?". Él le dirige una mirada llena de furia, pero no le responde. Camina hasta su habitación y se sienta a llorar. Quiere terminar con su vida.

Mario Firmenich es un estudiante de Teatro, que está más cerca que lejos de graduarse. Su vida era un paraíso. Hasta que, una noche, en el cúlmen de la pasión, olvidó utilizar preservativo. Ahora, vive con su novia, quien fue expulsada de su hogar al saberse la noticia del futuro parto; trabaja como cajero en un supermercado; su sueldo es una miseria, no alcanza para cubrir todas sus necesidades y las de su futura familia. Ya no mira con cariño a su "madre de mis hijos", como solía decir un año atrás.

Mientras lloraba, Mario decidió que sería mejor terminar con su vida. A fin de cuentas, es su único pensamiento, día tras día; y lo deseaba con tanto anhelo, que al bañarse para refrescarse del trajín y del sudor, resbaló y, en una aparatosa caída, se rompió el cuello...

Su último pensamiento fue "si consiguiera otro trabajo, mi vida cambiaría..."

No hay comentarios: