jueves, 7 de abril de 2011

Los delirios del fantasioso

Las ideas que llegaban a la cabeza de Víctor eran tan numerosas como gotas de la más copiosa lluvia. Chocantes, diáfanas, plenas, difusas, pasivas, agresivas, arrebatadoras, pacificadoras, etcétera. Caos total, un brusco bosque mental sin salida, con variados matices que al final no tenían definición. Una pistola en la cabeza y un purgatorio no tenían diferencia. Cuando se piensa de esta forma, el panorama se diluye, la identidad y la capacidad de distinguir se confunden con lo irreal, la brecha hacia la fantasía se convierte en un pincelazo abstracto de un artista anónimo que quiso hacer de su ocurrencia un dogma universal.
Hacía tiempo no ponía en marcha sus proyectos. Una barba mal cuidada, unas greñas dudosamente lavadas con agua - de buena suerte el agua sucia era un avance -, unas manos limpias - él batallaba con la pulcritud de las manos pues "ellas expresan nuestro ser", decía -. Una amalgama de confusión con un impotente deseo de orden propio podía ser una definición de este peculiar sujeto.
En ese estado de "descuido", no podía esperarse algo más que la natación mental en unas aguas dicotómicas. Turbulentas y pasivas, claras y difusas, angustiosas, temibles y tranquilizantes. Augurios equivocados eran los garrapateos que su imaginación desplegaba. Una y dos, tres, cuatro, cinco, siete, veintisiete, mil treinta y ocho, billon y medio con trescientos mil sesenta y cinco veces, creaba y recreaba posibles pasados, presentes y futuros, éstos, un mismo presente que sería pasado y futuro y la típica mierda al fin y al cabo, inasible.
Reconstrucciones tormentosas o purificadoras, amigas de la plenitud o emisarias de las más profundas agonías. Personajes reales, amores trasnochados, rancios y con la fecha de vencimiento caduca desde hace rato. Presente perfecto, distorsionado por las hipótesis, especulaciones falsas en el maremágnum de felicidad, amasijo inexacto de lo bueno y lo malo, esto último sin fundamento, porque sólo es conjunto de palabras que forman frases para ordenar lo que no se quiere ordenar.
Personajes falsos que venían en rescate de la adversidad, o en detrimento de la conformidad. Invenciones paliativas y destructivas, enfermedades aludidas, bienestar evadido, arco iris engañoso, barroquismo de circunstancias y sensaciones, de evidencias, remolino y bucle existencial, túnel absorbente, transporte de la destrucción anulando lo concreto.
Esa era la tarde de Víctor, sediento de su propia reivindicación y a la vez satisfecho por evitar la procesión de condicionales voluntarios e involuntarios por ausencia de claridad y sensatez. Ojos huraños, desconfiados y burlescos, fantaseando y delirando, celebrando y maldiciendo, orgulloso de la felicidad tejida en la trama del trasegar proporcionado en el ciclo condicionado.

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