viernes, 9 de mayo de 2008

ANOCHE SOÑÉ CON PILAR (Mayo 01, 2006)

Eran las 2:59 A.M. aproximadamente. Estaba tumbado sobre mi cama, reconfortando al alma y al ser, quienes yacían en un profundo pesar, y sólo con el sueño podían descansar. Durante los últimos días la había pasado así, rodeado por una constante monotonía rutinaria, que poco a poco me seguía debilitando aún más… y pensar que todo se debía a su partida…

Pero esa noche, esa noche, todo era distinto… después de mucho tiempo intentándolo, por fin había conseguido conciliar el sueño de una manera normal, sin necesidad de tomarme alguna tableta o ingerir algún medicamento indeseable. Ni siquiera había tenido que recurrir al licor para lograr mi cometido. En fin, dormía incansable y placenteramente.

Cuando de pronto, sentí que el frío se coló por mi ventana… pero, cómo? Recordaba que la había cerrado y había puesto el picaporte, para asegurarme y evitar situaciones poco agradables. Inmediatamente cuando intenté levantarme de la cama e ir en busca de la ventana para cerrarla, una mano se pasó por mi hombro… era ella… ella, tan sólo ella… nuevamente, ella.

No sabía cómo había llegado allí, pero tampoco me interesaba averiguarlo. Sólo me conformaba con saber que ella estaba allí. Quizá en los primeros segundos de su aparición dudé un poco y me pregunté por qué ella estaba allí, pero luego decidí no pensar más… incluso me atreví a preguntarle, pero cuando apenas iba en el “por…”, ella me detuvo, poniendo su dedo en mi boca, y callando mi voz con un beso inolvidable, simplemente, inolvidable…

Pronto comencé a perder la noción de la realidad, y del tiempo… de un momento a otro, su cuerpo estaba tumbado sobre el mío, y ambos yacíamos desnudos sobre la cama, que tantas veces había sido nuestro lecho de amor… esa noche era distinto.

Sentía una pasión inexplicable, pero tan inmensa, tan magnífica que hoy todavía no puedo explicar qué fue lo que pasó. Tengo algunas imágenes grabadas en mi mente, y por Dios, quisiera tener más… pero no es así… sólo debo conformarme con lo poco que ha quedado alojado en mi mente, y seguramente también en mi corazón.

Sus besos no cesaron, y sus cálidas caricias tampoco. Nuestros cuerpos jugaban entre sí, se entremezclaban en un mar de numerosas y casi infinitas sensaciones indescriptibles e incontenibles… no podía casi respirar, con cada beso que ella me daba, yo perdía el aire que tenía… quizá podría describir todo esto como algo “mágico”.

Quería besarla más y más… así seguimos durante mucho tiempo… volvían sus caricias, delicadas, tiernas, lentas, como si supiera de mis dolores, como si con cada pequeño roce de nuestros cuerpos, de sus labios con los míos ella quisiera decirme algo, como si ella supiera de mis dolencias, y supiera que se debían a ella… quizá por eso estaba allí, curando a mi ser con la mejor de las medicinas, indudablemente, el amor…

No lo sé… todavía no lo sé… recuerdo que a cada beso que ella me daba, yo deseaba aferrarme aún más y más a ella, tomar su cuerpo definitivamente y no soltarle nunca… intentaba hablar, pero las palabras no podían salir de mi boca… al intentar pronunciar alguna frase, me ahogaba en su aroma, en sus besos y en su ser, estaba aletargado… quería gritarle, pedirle con ruegos que nunca me abandonara, que se quedara allí en mi habitación por siempre, y que esa noche hermosa nunca muriera… sí, fue una noche mágica… sólo un suspiro cargado de sentimiento podría describir todo.

De un momento a otro, retomé la noción del tiempo y de la realidad. Ya los primeros rayos del alba se colaban por la ventana, y los pájaros comenzaban a trinar… comenzaba un nuevo día.

Me sentía agotado, débil y en un estado casi febril. No entendía por qué, o más bien sí. De un momento a otro, quise buscarla, y cuando miré al otro lado de mi cama, no la encontré. Se había marchado, quizá en uno de esos lapsos donde yo estaba aletargado por su ser. No podía explicarlo, y simplemente así, nuevamente, se había marchado… sin más ni menos.

Pronto comencé a sentirme aún más débil, y profundamente triste… comencé a descubrir la realidad, y ella era muy triste. Nunca había pasado nada, así de simple… lo único distinto era que había dormido por fin, aunque aún tenía mis dudas. Pero posteriormente, pude entender que tanto amor, tanta ternura, tantos besos y tantas caricias no fueron más que mentira, una jugarreta de mi ser… sólo había sido un sueño, quizá el peor de todos. Su cuerpo era falso, sus caricias no existieron, y sus besos ya no estaban desde que ella se había ido, hace muchas tardes atrás.

De todas maneras fue una noche mágica, porque el suceso seguirá siendo inexplicable… aún a veces, muchas noches, he esperado que ella vuelva, que regrese, vestida con esas ropas ligeras de aquella noche, con sus labios despintados, su cabello suelto recién peinado, y sus ojos inquietantes. Que se pose en mi lecho, que me bese, que me abrace, que su cuerpo juegue con mi cuerpo, que sus labios se adhieran a los míos, que no brote más que pasión, más que sentimiento entre los dos… pero ha sido imposible, la espera es absurda, cual iluso he sido yo? Cada día me convenzo más, fue un sueño, un simple sueño… anoche soñé con ella, anoche soñé con ella… frase absurda que me repito a ver si vuelve.

Pero una duda aún yo tengo… la ventana estaba abierta cuando yo desperté…

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