lunes, 3 de octubre de 2022

¿Obsesivo?

 Te observo. Llevo muchos años haciéndolo. Tantos, que he perdido la cuenta. Estoy detrás, al acecho, mirando, revisando, indagando. No me ves, tal vez has sido bastante incauto para no enterarte que hay alguien que te ha estado analizando con bastante detalle.

He visto cómo erras, una y otra vez. También he observado tus momentos gratos, incluso los que parecen irrelevantes para los demás, pero para ti son excelsos. Así mismo, te he visto hincado, remando contra el mar de sollozos que brota amén de tus introspecciones más críticas.

Aún no te enteras, pero fui yo quien evitó que lograras esas cosas que llegaste a anhelar en otros momentos y que hoy todavía lamentas no haber concretado. Me entrometí y no me arrepiento. Me has odiado, sin saber siquiera hacia dónde debes dirigir tus maledicencias.

Sin embargo, sé que también has evocado y orado por alguna presencia similar a mí, que te observe, que te acompañe, que inyecte sensatez a tu ser. Empero, no soy tal. Para mí tampoco existe lo sensato, y en eso somos idénticos. Aunque parezca que te haya salvado infinidad de veces, no ha sido esa mi intención. No es la clase de acompañamiento que decidí brindarte. No te castigo, no te condeno, no te compadezco. Te veo, te escucho, te siento, te persigo y sigo ahí, con el rostro impasible. Si supieras quién soy y desde hace cuánto tiempo he estado aquí, pensarías que esto es inútil y soy un pervertido que estorba en tu trasegar. No vine a convertirme en tu amigo, pero soy tu cómplice, así no lo parezca.

No somos amigos. Somos gemelos, nadie me ha visto, ni tú. Soy una de tus tantas sombras, espectro de ayer, hoy y mañana.

No hay comentarios: