lunes, 12 de mayo de 2008

El Final

Desde el instante en que escuchó el despertador, Simón se levantó decidido. Sería la última vez que escucharía tan fastidioso chillido. Estando solo en casa, nadie se opondría a su plan. Triste, se paró en el borde de su balcón. Vivía en un décimo piso. Con furia, lanzó con todas sus fuerzas el casi inerte cuerpo del despertador, y sonrió -con un humeante cigarrillo en su boca- al ver estrellado en el piso el maldito causante de su mal sueño. Ahora, su vida ya tomaría otro rumbo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para un cachaco tal vez el maldito despertador si caería infinidad de pisos abajo por su ruido super penetrante, pero para una niña cute para nada!, o sea nada que ver... como pensar que vas a tirar tu cel recién comprado porque suena muy duro y la alarma no te deja dormir? jajaja.
M